martes, 27 de diciembre de 2016

Siente un pobre a su mesa pobre

Navidad. Son días, según la hipócrita mercadotecnia cristiano-capitalista, para ser generosos y solidarios, que el Estado del Bienestar no alcanza para cubrir tantas carencias. Siente un pobre a su mesa pobre, que en La Zarzuela no resultarían de buen gusto ni decorativos. 40 mil personas dormirán esta noche a la intemperie en Espatraña. Entretanto nuestro ultraderechista y muy patriótico gobierno patrio planea gastar 5000 millones de nuestros impuestos en rescatar unas autopistas que, como el aeropuerto de Castellón, nunca debieron ni proyectarse. A 125 mil euros tocaría cada uno de esos marginados, de esos nadie, de esos muertos civiles, más de 20 millones de las antiguas pesetas. No hay dinero para todo, dicen. Y es cierto. Tanto como que no hay humanidad ni vergüenza. Tanto como que hace mucho ya que venimos siendo gobernados por una banda de delincuentes y psicópatas sin ética ni escrúpulos. Pero es Navidad. Dejémonos de malos rollos y celebremos un año más la llegada de ese presunto salvador que no termina nunca de salvarnos. Y sentemos un pobre a nuestra mesa pobre. La revolución puede esperar.

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