Señoras y caballeros,
buenas noches lo primero.
Lo segundo es que les digo
van a ser ahora testigos
y advertírselo así quiero
de un inútil, mas no artero
presentarles a un amigo
de sobras ya conocido.
Protocolo puñetero
hacer que suene sincero
-veremos si lo consigo-,
el halago consabido,
el piropo lisonjero,
el hacerle de palmero,
como han hecho otros conmigo
en festejos parecidos
que hasta guapo me dijeron,
que era alto, no exagero,
que tal cosa yo me he oído;
un Velázquez redivivo,
¡mis versos los de Quevedo…!
Uno queda agradecido
mas también algo corrido,
algo avergonzado empero
de ser tan poco florero
pa’tanta flor que han traído.
Sin embargo yo les pido
que me crean, marbelleros,
que quitándome el sombrero
no rindo fútil cumplido
y sí homenaje debido
a aquél a quien considero
el plumilla más señero,
el de estilo más pulido,
siempre más nueces que ruido.
De la actualidad cartero,
el notario más certero
de sucesos sucedidos
de los que en Marbella han sido,
el más fiable reportero,
quizás no dicharachero
ni el de verbo más florido,
sí el más justo por medido
sin por ello ser austero.
Gozarán sin un mal pero
el gustoso contenido
del cóctel aquí servido
bajo el nombre de un bolero.
Hacerle de telonero
con el trazo colorido
de mi lápiz requerido
dibujando la que espero
cubierta de buen agüero,
ese yo, mí, me, contigo,
ese tú, ti, te, conmigo,
cohabitando mis libelos
con su discurrir sereno
en los medios más surtidos
es honor agradecido
pero en absoluto nuevo,
que hace ya de tiempo un güevo
y siendo los dos polluelos
compartimos tinta y nido
en el desaparecido
Diario 16 y luego
veinte años en Onda Cero.
Hoy nos tienen recogidos
a ambos dos como es sabido
la otra radio de voceros
y SUR desde el mes de enero.
Eso lo anduvo conmigo,
que es más largo su camino
pues cuentan los más abuelos
que hizo Marconi el modelo
y aún no estando operativo
ya el primer informativo
lo leyó aquí este mozuelo…
Escúchase últimamente
que ya empieza a ser urgente
que nombremos un cronista,
un cronista que nos cuente
de un neutral punto de vista
y una forma desprovista
de intereses malolientes
y querencias partidistas
el correr de la corriente
hasta el mar desde su fuente
de ese río que es la lista
de los hechos inherentes
a los ismos y los istas
de que son protagonistas
una ciudad y sus gentes.
Un sabueso tras la pista.
Me parece a mí evidente
sin dármelas de ocurrente
ni que el papa más papista
ser, que este libro es referente
como un retrato realista
pintado por un artista
de pincel más que elocuente
de esa clase de revista.
Todos buscando un cronista
y lo tienen aquí enfrente.
Perdonen no me resista
a ponerme repelente
y que dándome un repente
cual bravo becerro embista
a los hoy más que frecuentes
iletrados arribistas
que se dicen periodistas
desde un blog irreverente
No padezco titulitis
pero aquí o en Kansas City
sin diploma pertinente
no operas de apendicitis;
en cambio en lo referente
a prensa concretamente
basta que lo diga el titi
con más faltas que un grafiti
desde Facebook mismamente
pa’llamarse columnista
cuando tien’de periodista
lo que tie’de comunista
el fascista de Torrente.
No es el caso ciertamente
de nuestro protagonista
al que no es sólo que asista
el título correspondiente,
es que vive a ojos vistas
una profesión que siente,
en la que ha echado los dientes,
una maratón que dista
de becario a pensionista,
a lo que es actualmente,
combatiente reservista,
un real superviviente
veterano en cien mil frentes:
reportajes, entrevistas,
el alcance y las urgentes,
elecciones y sus listas,
el fútbol a pie de pista,
los sucesos, accidentes,
fachas, rojos y gilistas,
concursos con los oyentes,
el tiempo, borrascas y frentes,
el verano y sus turistas,
aquella jet decadente,
los play boys, sus conquistas,
colorín pa’las revistas…
¿Quién dijo polivalente?
Nada de eso, lo siguiente,
una navaja suiza
En un tiempo, ten presente,
que la Wiki no es la fuente,
que hasta que Google no exista
olfato y golpe de vista,
ganarse de confidente
a botones, recepcionistas,
y para llegar al cierre
tras la jornada demente
con la crónica ya lista,
su amigo el telegrafista
o propina suficiente
a su e-mail, cualquier taxista.
A mi me gusta que vista
su oficio tan cabalmente:
el hábito al monje no hace
mas permítanme que trace
un apunte aunque somero
de cómo es el personaje.
Credencial en el sombrero,
la chaqueta en el perchero,
trasegando algún brebaje,
y ya va por el tercero,
un bourbon que no relaje
el furor de los dos dedos,
la pasión del reportaje
que teclea el reportero.
Hasta arriba el cenicero,
y quizá un saxo que raje
con notas de un blues salvaje
la noche de cine negro.
“Claro, nena, que te quiero”,
dirá con tono “malage”
sin hacer ni puñetero
a ese pelirrojo ángel
que lo quié poner guerrero
sin que el pavo se le faje;
está a la hoja, no al follaje.
Que a pegar la hebra baje
con su eterno consejero,
el barman, el camarero
y otros más de su pelaje
mientras guiña tan manero
el neón rosa del letrero.
El del Frank’s Corner me vale.
(((discúlpenme el derrapaje;
es que soy peliculero…)))
Dice que mirando al mar
las musas se le desatan;
no quiero meter la pata
pero lo que nos relata
con su prosa singular
y su perspicacia innata,
es hijo de otro mirar,
que para reflexionar
nada de mirar al mar,
el título es una errata
pues si de mirar se trata
es más bien mirando al bar.
Yo soy el de los cubatas,
no te vayas a enfadar,
Inés, que para alternar
él no pide más que horchata,
poleo menta to’lo más…
(no te rías que nos delatas).
Y no les doy más la lata,
perdón por la perorata
porque tanto blablabá
largo es ya como saludo.
Me pidieron presentar
a este buda cachazudo
en un tiempo melenudo
y hoy con dos palmos de frente,
rareza de jubilata,
lejos del dolce far niente.
Es moderado y prudente,
minucioso y concienzudo.
Discreto pero no mudo,
servicial, nunca felpudo.
Generoso y deferente
da lo ancho del embudo.
Socarrón impenitente
un cachondo inteligente,
listo y culto, no sesudo,
profesional competente,
como persona decente,
como amigo cojonudo.
Permitan que les presente
a este tío tan buena gente,
a José Manuel BerMurdoch.
Agustín Casado
Jolín eres una persiana corrediza de versos cortos y ágiles, danzando como Elvis Presley en sus años mozos
ResponderEliminarEso que dices, generoso como siempre, amigo Carlos, sólo puede decirlo así un poeta.
ResponderEliminarGracias.