Seguidillas
Soldar la suela al suelo
suelen mis botas
igual que el mejillón
se ase a la roca.
Vente conmigo, niña,
vente conmigo,
prometo frente al cierzo
ser buen abrigo.
Tu amante es un pedazo
de carne amorfa,
tú, sílfide tan lúcida
como garbosa.
Dame veneno, niña,
dame veneno,
tu boca sabe a almejas
de caramelo.
No hagas caso a las lenguas
de doble filo,
contra diatribas necias
sordo el oído.
Cuéntame un cuento, niña,
cuéntame un cuento
de oasis y palmeras
que estoy sediento.
Muy flamenco, si señor
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