Los pactos de la burra (21)

Siempre se ha dicho que en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Pero cada vez con más frecuencia asistimos a excepciones en las que son los primus inter pares de los ciegos los que terminan encaramándose al trono como alimaña trepadora o hiedra.

BONUS TRACKS

¡Atención, atención, ha llegado a Ferraz la costureraoigaaaaaaaaa!

Ah, no, que ha tenido que entrar a escondidas por la puerta de atrás.

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Ha declarado Miguel Ángel Vázquez que la noticia del intento de agresión de Cornejo a Pedro Sánchez es más falsa que las lágrimas De Susana Díaz.

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Y dejad ya de una jodida vez de hablar de golpe de Estado, cojones. Conspiración es la palabra. Llamemos a las cosas por sus nombres.

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Susana Díaz ya rompió, en su día, traicionando a sus socios, un pacto de gobierno de progreso en Andalucía. Y lo hizo cuando ya no le quedaba otra opción que comenzar a dar paso a algunas de esas medidas progresistas o romper. Y, ahora, en estos últimos días, ha encabezado una bochornosa conspiración contra sus propios compañeros y su Secretario General para, sin importarle si con ello se hacía añicos su propio partido, dejar el poder en las criminales manos involucionistas del PP y el Ibex 35. Definitivamente, esta impresentable traidora no es de fiar. Como dijo hace no mucho Antonio Maíllo, quien no la conozca que la compre.

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Pensábamos que la ultraderecha patria se alojaba en exclusiva en el PP. En estos días se nos ha caído la venda: también está en el PSOE, un partido que, como es bien sabido, tiene ya larga experiencia en lo que a perpetrar todo tipo de marrullerías se refiere. Y la conspiración de los barones ha triunfado. -victoria pírrica, esperemos. El golpe de Estado es lo que empieza ahora.

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La historia -dicen- es cíclica. Y en todo este bochornoso proceso, una vez más, hemos tenido que contemplar, perplejos, la salvación de Barrabás.

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Nuestro bipartidismo patrio es una hidra de tres cabezas -PP, PSOE e Ibex 35. Una de ellas, en su crueldad ciega y sin límites, ha terminado por autodecapitarse. Esperemos que algún Heracles valeroso acabe con el monstruo antes de que del cuello talado le nazcan dos nuevas cabezas con las que arremeter contra los pueblos de España.