Me borraste y ahora,
por más que tú pudieras
quererlo y yo quisiera
a un tiempo, no es posible,
nunca sería posible.
Me borraste, no hay más;
lo borrado, borrado
debe, por más que duela,
permanecer por siempre.
Me borraste y, amén
del dolor, nada queda.
Estoy borrado. Amén.
Contra el borrado hay tintas indelebles que resucitan lo escrito antaño, y si surgen espontáneamente del corazón, más efecto tienen
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