solita en Piazza Navona,
ya casi una bella dona,
hermosa ragazza ya,
vine yo en reflexionar
que la cosa no va en broma,
cómo el tiempo no perdona,
cómo la niña se va,
que huele a felicidad
la mujercita que asoma,
que me gusta a mí ese aroma
y que ya no tendrá edad
de cantar non ho l’età
desde aquella tarde en Roma.
Abuelo Tin
Texto y fotografía: Agustín Casado
Parece una canción de Silvio y Luzbel con mandolina
ResponderEliminarNo es mal parecido, querido amigo Carlos.
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