Por Dios, deja a Dios tranquilo.
No hablo de dios -a qué hablar de lo que no existe-, hablo del hombre y sus demonips.
El ojo ciego y apestoso de un Dios puede ser un lugar para el placer, para el deseo y las ansias, aunque nos caguen encima...
Por Dios, deja a Dios tranquilo.
ResponderEliminarNo hablo de dios -a qué hablar de lo que no existe-, hablo del hombre y sus demonips.
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