La mancha en la pared
nos recuerda el sepulcro
de tu boca en silencio.
Y no sé si eres tú
o mi ego enajenado
envuelto en un sudario
de fuerzas y espejismos
castrados
el verdugo
que mancha la pared
y mastica los restos
sin aliento del cántico.
El moho de la mancha—
crespón negro: esa exégesis
que se cierne con alas
de demonio esquelético
sobre la tumba abierta
donde se pudre el verso.
Muy optimista no ressulta evocar la mancha en la paed. Huele a muerte de la pureza
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