lunes, 29 de agosto de 2016

Cuentos de la calle Castilla (3): Lo que cuentan las cotorras (Carlos Parejo)


No dábamos crédito a la noticia: “Las cotorras argentinas somos una especie invasora a controlar y suprimir”. Nuestro abuelo fue apresado en las selvas del argentino río de la Plata y trasladado forzosamente a España para ser vendido como ave doméstica. Su exótica cresta y su plumaje esmeralda hizo que lo vendieran como “raro esclavo alado” a muy buen precio a una rica familia. Y se pasó enjaulado, lanzando ásperos y agresivos gritos, de tan estresado y deprimido como estaba, más de media vida.

Un día escapó de su jaula mal cerrada y se fue a vivir a los Jardines del Real Alcázar. Pero allí eran muchos y nuestros padres se vinieron a vivir a este esbelto árbol lindante con el Guadalquivir, aquí en el Paseo de la O. Durante todo el año no nos faltan alimentos, pues se alternan semillas, flores y frutos de árboles y arbustos ribereños muy variados, amén de las migas de pan y otras viandas que nos dejan paseantes y turistas.

Nuestra mayor ilusión es cruzar el río una y otra vez cuando las orillas están quietas y sosegadas pues la raza humana duerme; es cómo un sueño que nos retorna a lo más atávico de nuestro ser, a nuestro lugar de origen.

Sin embargo, somos ocho en la prole y nuestra madre nos ha dispuesto un escondido nido en lo alto del más empinado y frondoso árbol del paseo de la O. No se fía de esos humanos que llaman técnicos zoosanitarios municipales, que vienen de vez en cuando con sus redes, tan letales y mortíferas para nuestra libertad alada. Y mamá no puede ocultar su rabia ante el hecho de que las superpobladas palomas sevillanas ensucien y estropeen con total impunidad tantos monumentos y terrazas domésticas donde se posan, mientras a nosotras, por el simple hecho de ser forasteras, se nos denigra de mala manera.

(¢) Carlos Parejo Delgado

1 comentario:

  1. Todo esto suena un poco extraño cuando España es un país de pájaros...

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