lunes, 4 de julio de 2016

Mis heroínas favoritas. Edad Contemporánea. La última zarina -1917 (Carlos Parejo)


Somos escasamente una veintena de familias nobles e inmensamente ricas, separadas por un abismo de opresión y pobreza de millones de gentes pobres. La frecuencia de atentados, bombas y huelgas hace temer una revolución para octubre. Las mujeres que rodeamos al Zar ponemos nuestro granito de arena para evitarlo con múltiples obras benéficas, pero son los hombres los que hacen las leyes, la política y las continuas guerras que expanden el imperio de la Santa Rusia. Por las tardes, mientras ellos se van a las tabernas a emborracharse o a desfogarse a los prostíbulos, nos dejan en los salones azules, rosas y blancos del Kremlin, mirando las fotos de las revistas ilustradas, que traen lo último de la moda parisién e inglesa. También nos reservan todo lo culto y delicado, como los estrenos teatrales y de óperas, la colección de obras de arte, o las clases de música, danza y baile de las niñas. Desde chicas fuimos educadas para destacar por nuestro buen y refinado gusto y una exquisita urbanidad. Manejamos los cubiertos en las cenas con destreza gimnástica. Paseamos con disciplina militar, derechitas y con la barbilla alta. Nunca alzamos la voz, ni gritamos, ni replicamos, ni señalamos. Es más, nuestra expresión habitual es dulce, resignada y sumisa, tal como nos han inculcado el equipo de preceptores e institutrices de Palacio. Pero cuando me paseo por las caballerizas o visito el invernadero de plantas verdes y flores, con seres vivos comportándose caprichosamente, pienso que lo natural es otra cosa muy diferente a mi vida cotidiana.

Para saber más: Erikson, Carolly. La hija del Zar. Mondadori. Barcelona. 2000.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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