lunes, 25 de julio de 2016

Mis heroínas favoritas. Edad Moderna. Marie Powell. La musa del poeta John Milton (1626-1658) (Carlos Parejo)


Diariamente debía recoger mis cabellos y taparlos con un pañuelo negro para ir a la Iglesia, si no los ángeles se vengarían sobre mi vanidosa persona enviándome la peste. John también ocultaba sus cabellos largos bajo su sombrero de estudiante, pues así lo ordenaba el rector de la seria y disciplinada Universidad de Oxford. Tras cientos de cartas suyas, leídas en voz alta durante la cena por mi hermano, mi padre nos dio licencia para casarnos. La noche de bodas John me miraba profundamente deleitado, mientras me peinaba ante el espejo del tocador, sorprendido de que mis cabellos me llegaran hasta la cintura y fueran tan sedosos y rizados.

Desde que nos conocimos, con apenas doce años, nos supimos destinados uno para el otro. Estábamos convencidos de que ya fuimos esposos cuando en otras vidas, él había sido el filósofo Aristóteles de Atenas y el orador Cicerón en Roma. Pero desde entonces habían pasado muchas aguas bajo los puentes del Támesis. Ahora habíamos aprendido desde adolescentes a leer la biblia directamente del latín, y otras lenguas como el francés, el alemán y el español; en el tiempo de asueto también descubrimos juntos el placer de bailar al son de las danzas campesinas y los ritmos foráneos de moda en las ferias de los prados comunales. Su destreza en el tiro con pistola y en el manejo del arco y la ballesta, que le eran tan necesarias para la caza y el ejército, habían vuelto sus manos ásperas y callosas. Aún así, me gustaba sentir su rudo tacto acariciando mis dedos finos y suaves, a los que no habían estropeado ni las artes de cocina ni las de la costura, ni mi afición a la destilación de hierbas medicinales y olorosas, con las que las cuidaba y lavaba diariamente.

Para saber más: GRAVES, ROBERT. La historia de Marie Powell. Londres. 1995.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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