Albert Rivera amenaza con no apoyar a Rajoy en el alzamiento de un nuevo Gobierno Popular en el caso de que los muy rancios neonacionalcatolicistas patrios nada más osasen devolver el saludo a alguno de aquellos que, según el distinguido Ciudadano, lo único que pretenden es romper España. Por el contrario, no parece haber encontrado impedimento alguno de cualquier índole para ―a cambio de un par de poltronas de esas que nunca se han ambicionado en la formación naranja y que, dicho sea de paso, no le corresponden en función de la representación parlamentaria obtenida― apoyar a aquellos que la están desangrando y despedazando como a res (res publica, que no república). Visto lo cual, tal vez Rivera debiera tomarse un par de décadas sabáticas para ponerse en manos de un buen profesional que le ayudase a ordenar sus ideas.
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