El Imperio, sonriendo, nos muestra los colmillos: Obama entra en
campaña. No ha de pedir el voto para nadie. Es más una cuestión de
mensajes. Subliminales, sibilinos. Tal vez se trate de indicar a un
supuesto gobierno progresista que pudiese salir de las urnas, que no
caiga en la tentación de gobernar para el pueblo. Barniz decorativo, sí,
pero con mesura, que vivimos convulsos tiempos de recortes y hay que
seguir engordando a los pudientes en detrimento de los nadie. De lo contrario,
aquí puede terminar sucediendo lo mismo que en Venezuela. Los poderes
fácticos patrios e imperiales en comandita, ahogando aún más en la miseria a los
pueblos de España como herramienta para perpetrar —disfrazado de lucha
por las libertades y la democracia— un golpe de estado a fuego lento.
Como la fábula aquella de la rana y el caldero. "Y, para más inri,
seréis tachados de sanguinarios dictadores".
No hay comentarios:
Publicar un comentario