El cambio carismático
—enfria-miento creciente
tanto en la vocación
como en las aptitudes
de servicio en gran parte
de la clase política
de la España patriótica—,
está determinando,
entre otras consecuencias
nefastas en servicios
y prestaciones públicas,
la profundización
de las bajas pensiones.
Y esto es sólo un factor
del violento proceso
de desertización
que amenaza a los pueblos
de España con ahogarlos.
La cosa es ya tan grave
que de no revertirse
de un modo perentorio
la tendencia actual,
bien pronto el ojo ciego
del avaro huracán
que desuela estos pagos,
se instalará sobre ellos
para siempre dejando
en su lugar un fárrago
irrespirable y tóxico
de naufragios y páramos.
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