lunes, 9 de mayo de 2016

Mis heroínas favoritas. Edad Contemporánea (2): Mary Poppins (Carlos Parejo)


Entre los años 1940 y 1945 corrían oscuros tiempos para la humanidad, embarcada en una segunda guerra mundial y el auge de los totalitarismos como el de la Alemania nazi. Aparece entonces una nueva heroína en el mundo occidental: La señorita Poppins, Mary Poppins. No obstante su éxito, se le criticaba que pareciese heredera directa de la cultura puritana decimonónica, a la que quiso conjugar extrañamente con la magia celta y el estilo de vivir bohemio de los felices veinte. Su apariencia externa era, que duda cabe, la de la anticuada época victoriana. Iba vestida hasta los tobillos, sin ningún sex appeal, con sus trajes siempre almidonados y requetelimpios, a los que coronaba un cursi sombrero lleno de lazos. Y a pesar de su convencional apariencia externa, en su fuero interno era otra persona: Un ser mágico que iba y venía por los cielos londinenses según cambiara el Viento. Y volaba agarrada a una estrella, a una cometa o sujeta a las alas de su paraguas negro. Paraguas que, en realidad, era su mascota, pues se trataba de un papagayo muy cotilla y dicharachero, cuya cabeza semejaba un mango inmóvil a los ojos de la gente normal. Coincidiendo con los primeros comics de superhéroes yanquis, Londres creaba esta heroína que trabajaba de institutriz de los niños caprichosos, maleducados y revoltosos de un respetable banquero de la City. Tenía la capacidad de hacer lo que le viniera en gana sin ningún gasto monetario ni invento tecnológico, sino con el simple esfuerzo de su mente. De este modo, a una orden de su psique hacía subir su bolso de viaje sólo por las barandillas de las escaleras, del que extraía (aunque estaba aparentemente vacío) toda su ropa y mobiliario doméstico. De un armario lleno de ropa infantil sacaba su cama plegable. Para que fuera más divertida, podía elevar la mesa de la merienda -con solo mirarla- hasta el techo del salón de estar. Podía meterse en la historieta de un pic nic dibujado en la acera y así participar de la aventura de la caza del zorro montada en un caballo de Tio Vivo. Mary Poppins fue una super héroe de lo más combativa, aunque no poseyó armas de guerra. Simpatizaba con las viejas pedigüeñas de la Catedral y los deshollinadores ambulantes, pero se mofaba y ridiculizaba a los seres más poderosos (ya fueran policías, beatas o magnates) por su autoritarismo y rigidez. Y, cuando la autoridad la perseguía por alguna de sus trastadas, se enfrentaba a ellos con su inteligencia mágica, su áspera ironía o, simplemente, desaparecía volando por los aires.

Para saber más: TRAVERS, P.L. Las aventuras de Mary Poppins (cuatro tomos). Londres. 1944-1947.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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