Hay una luz girando
casi a 300 000
kilómetros de vértigo
y náuseas por segundo
de destiempo en redor
de mi talón de Aquiles.
No sé por qué ni cómo
mutó la paradoja
y he pasado de ser
una tortuga digna
de vencer al más rápido
de los héroes mortales,
a tan sólo un rival
tullido de mí misma
que deambula renqueante
sin periplo ni meta
de la nada a la nada.
Lo paradójico es que en realidad la tortuga jamás adelantó a Aquiles, así que no te preocupes, a lo mejor ahora q supones ir más lento es cuando más rápido vas hacia donde sea que vayas, incluso aunque no sepas donde ;)
ResponderEliminarAquiles no fue hecho para adelantar tortugas. A la tortuga no le importaba llegar a la meta. Podemos ir hacia atrás como los cangrejos y nunca movernos del lugar de partida.
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