"Al negro sol del silencio las palabras se doraban."
Alejandra Pizarnik
Suplente siempre ajeno
al calor del banquillo
porque no es el banquillo
más que un gajo raquítico
de hielo en una mar
boreal donde la noche
parece eternizarse
y el partido ―amañado―
se juega frío adentro.
¿Quién no se ha sentido alguna vez jugador en el banquillo, no seleccionado por los congéneres humanos más deseados para competir en el partido del siglo, en el partido de tu vida?
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