cada vez que te alejas
un poco más —¡ya tanto!—
desde el confín remoto
donde no existe el tiempo
y mi vista no alcanza
a vislumbrar las llamas
de tu hoguera fantasma
se pudren en las yemas
de mis dedos las horas
por venir y el poema
se transmuda en sudario
en tanto que el silencio
ataviado de luto
blanco se acerca a pasos
gigantes cabalgando
la grupa desbocada
del último caballo
cada vez que te alejas
y me alejo la vida
deja de ser un poco
más aquel sueño antiguo
que nunca conoció
la fortuna e irrumpe
como una pesadilla
interminable y fatua
a un tiempo la mirada
sin ojos de la nada
hoy es uno de marzo
el principio de un fin
eterno y ya zanjado
A medida que envejecemos la vida es, sobre todo, un sueño antiguo
ResponderEliminarYo quiero que el tiempo no desvanezca mis sueños y que se vuelvan raíz y sostén
ResponderEliminarBs
¡Qué bonita, Rafa !