Las golpearon, detuvieron, juzgaron y, al cabo, condenaron por
resistencia al abuso de autoridad. El notable gasto sanitario que supuso
atenderlas de sus multiples lesiones fue considerado por el tribunal
como agravante. Los agentes que las vejaron fueron condecorados con
inusitado boato por el mismísimo ministro del Interior. Durante el
proceso, en palacio, se estuvo diseñando, con todo lujo de detalles, la
hoja de ruta a seguir para la asistencia de los monarcas a un congreso
internacional sobre derechos humanos a celebrar en Riad. Y la omertá
continuó imperando en las cloacas de las altas instancias del
contubernio político financiero de aquel detestable Estado.
La hipocresía se ha apoderado de políticos e instituciones y ya actúan con tal naturalidad que hasta se extrañan de que haya alguien que lo denuncie...Hay que cambiar este país como sea.
ResponderEliminarSaludos.