A ellos, los líderes del bipartidismo alternante sin
alternativas que, como ya ha quedado más que constatado por los actos de
aquellos, tan fielmente recogió el testigo del franquismo tardío, se les llena
la boca cuando con afectada vehemencia dicen defender su tierra: Andalusiiiiiiiía,
Espaaaaaaña. Falsedad bien ensayada. Demagogia. Impostura. Estudiado simulacro.
Porque lo cierto es que esa tierra, esta tierra, que tanto dicen amar, la
llevan vendiendo parcelada y a saldo hace ya décadas a las insaciables alimañas
del capitalismo global, a la par que han ido dejando las enmohecidas migajas en
manos de aquellos de sus correligionarios infectados hasta el tuétano por el
virus de la corrupción. Teatro, puñetero e hipócrita teatro.
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