Que a Rajoy, a fin de echarle una manita en su campaña
electoral, lo lleven a un programa deportivo de la COPE, y allí se dedique a
hacerse el simpaticote en vano, así como a repetir idénticas gilipolleces a las
que todos perpetramos cuando hablamos del deporte Rex y sus esforzados rompecuerodáctilos,
no lo convierte en nuestro amiguito. Sigue siendo quintacolumnista y mamporrero
de la Troika por estos pagos y, por lo tanto, de fronteras para adentro, enemigo
público número uno de los pueblos de España. No lo olvidemos en estas fechas de
paz, amor, urnas y desaforado consumismo. No sea que en esta ocasión, la cuesta
de enero se prolongue sine die.
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