Sí, aunque con determinados matices, se podría decir que, en el momento
actual, el mundo se haya sumido en una aterradora guerra global de
religiones. Dioses sanguinarios creados a imagen y semejanza de los que
matan, y en la cúspide de tan execrable y nauseabundo Olimpo, el dios
Dinero, con su hijo, la Avaricia, a la diestra, y a la siniestra, el
espíritu maldito de la irracionalidad y la inmisericordia. Triste, muy
triste. Sobre todo porque no se vislumbran soluciones factibles en el
contexto de este mundo movido, en sus altas esferas, por el fomento de
la desigualdad y el odio. Lo siento por las víctimas. Sinceramente.
Dolidamente. Pero en unos días, así es esta vorágine, también yo las
habré olvidado.
Dioses de la paz también hay
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