Se ha incrementado el hurto de papas, aguacates y naranjas. A
la luz de la Luna. También está creciendo, con luz, gula y taquígrafos, el saqueo
a las arcas del Estado, la escuálida res pública. No así el atraco a mano
armada de entidades bancarias. Las protege el sistema. En momentos de crisis,
no es bueno que los pobres recuerden que el que roba a un ladrón está libre de
culpa por cien años. El hurto de aguacates de castiga con dieta a poco pan y
agua estancada. El robo de lo público se premia, siempre que el manilargo de
guante y cuello blanco sea uno de los nuestros. Aunque siempre es
preciso, a fin de sosegar al populacho, un poco de teatro. Los altos
mandatarios, de baja estofa y credo en dios padre, entretanto, monopolizan y
hacen uso y abuso del terror, de la violencia a fin de mantener orden, paz y
concordia en el aprisco-cementerio. Las vacas flacas comen carne pobre y dan la
leche amarga.
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