sábado, 29 de agosto de 2015

Memento mori


A veces… ¡no!, qué digo,
a qué mentir, no a veces;
a todas horas, siempre,
ansío, necesito
sentirme entre tus brazos.
No eso, no es aquella
renuncia, lo prohibido;
es sólo que me siento
sin tiempo, que me siento
morir y qué mejor
lugar que tu regazo.

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