A Carlos Parejo.
Me dices a menudo, amigo Carlos,
que tengo por costumbre
escribir contra dios.
No es cierto, caro amigo.
Porque cómo podría
escribir contra aquello
que considero un mero
concepto, un espejismo
carente de existencia.
No escribo contra dios;
escribo contra aquellos
que a fin de someter
al hombre a los preceptos
de una moral bastarda,
toman su nombre en vano.
¿Cuál es la moral natural y cuál es la bastarda en este mundo tecnológico?
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