"Café para todos", dijo,
y el pueblo en masa, sediento
de excitantes, creyó el cuento
y lo ungió con regocijo
señorito del cortijo,
preso de la desmemoria.
Y repitióse la historia,
y el buen café —de civeta—
se lo apropió todo, el jeta,
dejando al vulgo achicoria.
¿Y si me invitas a un café? Prometo portarme bien Rafa! jaja.
ResponderEliminarMe gusta la imagen, los granos me recuerdan los cubos llenos de ellos, en la casa de mi abuelo.
Beso
Te invito. Pero antes te quiero explicar como se elabora el café de civeta (ese bichito tan mono). La civeta se zampa el fruto y, tras digerirlo parcialmente, lo excreta (el proceso, según cuentan, le resta amargor al grano y lo dota de determinados sabores), y luego se limpia de caca, se tuesta y tal. También hay de elefante y de coatí. Se disputan el privilegio de ser el café más caro del mundo.
ResponderEliminar¿Sigues interesada?
Besos.