Tras el asunto de Zapata, los caciques de sangre tintada de azul y su camisita negra y su canesú y su yugo y sus flechas y su cara tostada al sol y sus montañas nevadas, han dejado de pensar que dimitir es un apellido eslavo. Ahora están convencidos de que se trata de un apellido perroflauta.
Pues si, que dimitan ellos, que nosotros estamos aquí para aferrarnos a nuestros privilegios
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