(La elección)
Empiezo a claudicar ante los hechos.
Carece la palabra
de fuerza suficiente para hacer
frente a los actos ruines y el ruido de los necios.
Mejor guardar silencio,
por lo tanto, y dejarse
arrastrar por el magma
impune de los hechos consumados,
o, sin guardar la ropa,
nadar como un torpedo
mudo a contracorriente.
Los torpedos son sumergidos y traicioneros, prefiero los albatros voladores
ResponderEliminarEspero que tú no calles jamás.
ResponderEliminarUn beso, Rafa.
Me temo Poeta que no tienes elección. "Estamos condenados a ser libres"
ResponderEliminartu elección, creo, es la palabra