Como Jekyll y Hyde, los próceres patrios de caja B, sobres "en negro" y
cuentas millonarias en Ginebra, adolecen de un, nada saludable para
España, desdoblamiento malsano de personalidad. Así, según soplen los
vientos espurios de sus intereses, un día son Charlie Hebdo, y al
siguiente, Tomás de Torquemada.
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