jueves, 7 de mayo de 2015

Huesos de pollo

No queda ni un mendrugo
de pan en el chinero.
Si acaso alguna miga
como aquellas que Hansel,
condenado a orfandad,
dejara en el camino.
No hay regreso posible
desde el hambre en la casa
de jengibre hacia la olla
de papas a lo pobre.
¡Puñeteras palomas!

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