Títeres sin cabeza
se miran al espejo
de sus sueños ojeras.
La noria mientras tanto
gira y gira sin tregua,
pero el rumor del agua
es un eco distante
de piedras en la boca
del venero y el pozo.
Uncido al polvo, el iris
del oasis exangüe
respira a contraviento
espinas de humo y cardo,
en tanto rememora
el tiempo en que, anhelante,
mamaba de las ubres
de un arco iris apócrifo.
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