Hoy todos los sevillanos presentan un cielo azul en el semblante, Se inicia la primavera y es domingo de ramos. El que no estrena (traje) se queda sin manos, dice el refrán local. El repertorio de trajes se declina en pretérito perfecto. La gama masculina de trajes de chaqueta con corbatas de colores tiene su día de único esplendor anual. Hasta a los niños se les permite abandonar los chándales y las camisetas y vestir delicadas chaquetas azules y pantaloncitos cortos celestes, y van muy peinaditos, como si fueran hombrecitos. Las mujeres abandonan sus sempiternos pantalones vaqueros y se lanzan a revestirse con trajes de mantilla negra o a estrenar conjuntos de tonos alegres y claros como acuarelas vivientes. Claro que también hay modas que anuncian un pretérito imperfecto. Mujercitas ataviadas con negros trajes de mantilla, pero minifalderos y tan ajustados que asfixian sus dulces vientres; y jóvenes, cuyos severos y clásicos trajes cuelgan de perchas, cuyas cabezas se peinan al estilo punkie o heavy, y cuyas orejas se decoran con zarcillos piratas.
(¢) Carlos Parejo Delgado
Acuarela es palabras las del amigo Carlos. Por cierto que alguien tenía que decir que el tópico de la belleza de la mujer en mantilla es eso, un lugar común. La mujer bella y donosa lo está sin duda a pesar de la mantilla. Aquéllas a quienes el paso del tiempo y las maternidades robaron la juncalidad, dígolo con el mayor respeto y ternura, pueden llegar a parecer un buitre posado ataviadas cn el siniestro disfraz.
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