Nació el amor. Pequeño,
desvalido. Lo diste
a luz ungida en sombras
al fondo de un angosto
callejón sin salida.
Lo miraste un instante
—mendicante, asustado—
y lo arrojaste igual
que a un gatito o a un hijo
no deseado nacido
como fruto del odio,
a un cubo de basura.
Pero tú —bien lo sabes,
bien lo sé— lo querías.
Efímero amor a escondidas y de incognito
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