El banquete
Un silencio viscoso
como una telaraña
ha anidado en mi boca.
Atrapa las palabras
que emergen desde el tuétano
del postrer espejismo,
negándoles la luz
del aullido hecho cántico,
y mudando en elipsis
magra y apetitosa
la carne del poema.
(Paciente, entre las sombras,
la araña, hambrienta, espera.)
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