lunes, 15 de diciembre de 2014

Me encanta ese acento, che

Claro que hay excepciones, como para casi todo. Pero, si no está absolutamente seguro de hallarse ante una de ellas, jamás se le ocurra decirle a un argentino al que acaba de conocer, aquello de “me encanta ese acento”. Porque, de hacerlo, lo que podría haber sido un, aunque probablemente desigual –a favor, cómo no, del argentino-, interesante diálogo, casi con toda seguridad no será otra cosa que un tedioso y muy largo monólogo.

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