jueves, 7 de agosto de 2014

Mueren los hombres...

Mueren los hombres. Mueren,
inaugurando un transito
desbocado entre el ser
y la nada a caballo
del recuerdo. Son muertos
aún frescos, incompletos,
muertos a flor de tumba
con olor a cadáver,
unidos a la vida
por un hilo, un cordón
umbilical tan áspero
y firme que aparenta
no ir a soltarse nunca.
No es más que un espejismo:
con el paso del tiempo
también mueren los muertos
sin dejar por testigo
en el aire siquiera
un aroma precario
que pruebe que hubo un tiempo
en que estuvieron vivos.
Mueren los muertos. Mueren,
y nunca han existido.

1 comentario:

  1. Acaso el hombre vive para morir o muere para vivir?

    Una entrada que me deja pensando.Muy fuerte pero hermosa! me agrada la claridad y la metáfora unida para hacer poesía!

    Saludos!

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