Con la inquietud deseosa de sosiego
de un animal insomne,
sueña que se alinean los planetas.
Por fin el fin —se dice. Y lo celebra
con cerveza bien fría acompañada
de taquitos asados de alas de ángeles
caídos en desgracia por rebeldes,
aliñados con unas seguiriyas
de Camarón y salsa chimichurri.
Muy veraniegamente ateo
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