Cuando un hueso se rompe
con tiempo de reposo
e inmovilización
suele bastar para que vuelva
a ser de nuevo hueso,
un hueso entero hasta la médula.
No ocurre así con el amor.
Cuando el amor se rompe
no hay reposo posible, la inquietud
bien pronto se hace crónica
y el tiempo es más carcoma
que cemento calcáreo.
Cuando el amor se rompe
ya nunca vuelve a ser
de nuevo amor, sostén
entero hasta la médula.
Cuando el amor se rompe, todo nos cruje en mil pedacitos
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