Hoy se ha puesto de moda
—en la España del hambre
y la sanción a aquellos
que buscan un mendrugo
de pan en la basura—
dar por televisión
programas de cocina.
Un jodido coñazo.
No obstante, reconozco
su lado educativo,
la gran labor social
que supone ofrecer
gratis al populacho
la instrucción necesaria
para desenvolverse
con posibilidades
al servicio del rol
que han reservado a España
el Fondo Monetario
que dirige Lagarde,
y la Unión Europea:
El rol casi exclusivo
de paraíso hostelero,
con sus precios baratos,
sus salarios de mierda,
sus horarios de esclavos,
sus hambrientos ocultos
debajo de la alfombra
y su “el cliente siempre
lleva razón” a fin
de ser competitivos
y atraer al turismo
opulento que habrá
de seguir engordando
la panza de los cuatro
maleantes de siempre.
La España del turismo y la pandereta que diría Machado.
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