sábado, 7 de junio de 2014

El gran ojo azul

frente al gran ojo azul
del que todo lo vio
devoro el corazón de la manzana
y alivio la vejiga y doy de cuerpo
heces sanguinolentas
de calvario y miseria

luego engullo los restos
y los escupo al aire sin color de la noche
buscando hacer diana en su pupila

no es mi intención cegarlo
–mi credo es la ceniza–
ni herirlo con la hiel de la blasfemia
sólo anhelo abatirlo de su trono impostado
a fin de reclamar misericordia

pero no ruge el mar
ni de los cielos caen sosegando mis ansias
cristales justicieros desgajados
del cálido maná de lo perpetuo

de súbito un relámpago
y su verdugo el trueno
estallan en mi sexo

despierto esta lloviendo
como viene ocurriendo
desde el fin de los tiempos

espejismo hecho añicos
el gran ojo es la cuenca
sin fondo de la nada

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