lunes, 12 de mayo de 2014

Recuerdos de adolesciencia (7): Últimas impresiones zaragozanas (Carlos Parejo)


Bien entrado el mes de las flores mi hermano pequeño hizo la primera comunión en un convento anejo al colegio de las monjas. ¡Cómo no, La Virgen del Pilar fue testigo principal¡ Vivían allí un fraile de 99 años, que además de rezar contínuamente, confesaba pacientemente a nuestra larga hilera de niñas desde que amanecía hasta que se ponía el sol. Nos reíamos mucho cuando llegaba nuestro turno, pues su avanzada sordera motivaba que tuviéramos que pregonar nuestros pecados en público; además, se movía constantemente de aquí para allá –como una lagartija que hubiera perdido el rabo-, otro fraile diez años menor, que oficiaba de capellán y hermano portero. Cuidaba de que todo el convento presentara un aspecto pulcro y ordenado con ayuda de dos vecinas muy devotas, a las que llamábamos las capellanitas. ¡No recuerdo hogar para mayores de vida tan tranquila y sosegada como la de aquel lugar¡ Pero no podía olvidar al padre Sergio, aquel cura joven y guapo con aspecto de Jesucristo. Era el centro de los cuchicheos vergonzosos de mis compañeras. Y hacía casi de todo: Daba las misas, las homilías y las catequesis, y enseñaba la asignatura de religión.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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