Aquel verano tuvimos que volver precipitadamente a Sevilla. Durante nuestra estancia en tierras mañas habíamos realquilado el chalet de Heliópolis y el inquilino nos había denunciado ante el Instituto Municipal de la Vivienda, con el simple objeto de apropiárselo. Escribí varias notas mecanografiadas al Director de dicha institución, al dictado de mi airada y angustiada madre:¡Podríamos quedar desahuciados una viuda con una exigua paga mensual y sus dos hijos huérfanos aún menores de edad¡ La respuesta administrativa fue tan dura y fría como las piedras: Lo sentimos, el reglamento ha de ser cumplido escrupulosamente. Mi madre jugó entonces una última baza, la de pedir el auxilio de un amigo militar de toda la vida, que había sido nombrado Comisionado del Gobierno de España en el norte de África. Éste escribió una escueta nota a pluma: ¡Arréglese este asunto inmediatamente¡ Y del día a la mañana, como por ensalmo y magia, nos libró definitivamente de quedar en la calle.
(¢) Carlos Parejo Delgado
¿De dónde córcholis has sacado la foto naturi sum...?
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