Después de tanto y más
-casi toda una vida-
porfiado en sostener
que el infierno era un bulo,
por fin me he percatado
de mi error y, seguro
de que rectificar
es talante de sabios,
hoy proclamo que existe
y se halla en este mundo.
Y, para más detalles,
decir que es la morada
miserable de miles
y miles de millones
de seres sin futuro;
el reverso, la cruz
de la obscena opulencia
que disfrutan aquellos
con cuentas millonarias,
fruto del esclavismo,
en paraísos fiscales.
Este reconocimiento es buen camino para tu conversión al modo de Pablo de Tarso. Ahora, a escuchar la palabra de Dios en la primera comución
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