“Sería una catástrofe que prendieran alternativas bolivarianas”Felipe González Márquez,
traidor de la clase obrera.
Las catástrofes van por barrios
–quiero decir con ello,
la más vasta y tenaz
de todas las catástrofes:
la MISERIA, ese arma
de destrucción masiva
urdida por y para
servir a la codicia.
Van por barrios y siempre
se ceban en las carnes
ateridas y enjutas
de los desposeídos.
Por tal motivo aquellos
traidores codiciosos
aferrados ha cuánto
como las garrapatas
a las sucias poltronas
que alzaron sobre el llanto,
el sudor y la sangre
de los nadie, pregonan
desastrosa cualquier
feliz alternativa
capaz de desarmarlos.
Es la historia macabra
y criminal de siempre:
esa de la tortilla
que antes prefieren ver
quemada a permitir
que alguien le dé la vuelta;
la de las alimañas
que, a fin de disfrutar
su agosto, siembran vientos
para que otros cosechen
gélidas tempestades.
Las catástrofes van por barrios
–los de la periferia–,
pero ya puede estar
llegando el tiempo -el miedo
los delata– en que pasen
a azotar las murallas
del búnker donde gozan
los felones sus muchos
e inicuos privilegios
Desde la foto de la tortilla Felipito se ha enriquecido y ha olvidado cómo fue lider de masas
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