Se desinfla la conspiración urdida contra la lideresa del PP madrileño
Un portavoz acreditado de la policía científica acaba de confirmárnoslo en rigurosa exclusiva. La salvaje demente que, tras arrollar con su vehículo la motocicleta de un agente de movilidad de la capital del reino que ayer trataba de sancionarla por estacionamiento indebido, se dio a la fuga poniendo en peligro la seguridad de todo aquel que tuvo la mala fortuna de ponerse en su alocada huída hacia el humilde barrio de La Moraleja, no era Esperanza Aguirre. También ha quedado demostrado, pese a que hubo momentos en los que se especuló con esa posibilidad, que no se trataba de Takuma Satō. No, nada de eso; el criminal piloto suicida no era otro que el mismísimo Cayo Lara, con careta y faldas a lo loco, con la aviesa intención de incriminar a la lideresa del PP madrileño y destrozar de este modo la fructífera y prometedora carrera política que había iniciado con tanto acierto a raíz del denominado “tamayazo”.
La Audiencia Nazional, que ya había tomado cartas en el asunto, inclinándose por considerar los hechos atribuidos a Esperanza Aguirre como una travesura de adolescente locuela –“Es que se conserva tan joven”, argumentó un alto magistrado-, se encuentra ya estudiando muy seriamente la posibilidad de recuperar la rancia costumbre del garrote vil a fin de castigar como se tiene bien merecido al endemoniado comunista.
Por otra parte, se ha sabido que los miembros de la Benemérita que salieron en vehemente defensa del ruin enmascarado, no eran tales, sino unos comparsistas de una agrupación carnavalera gaditana disfrazados de picoleto. El Ministro del Anterior se encuentra, desde altas horas de la pasada noche del amor oscuro, junto con Rouco Varela y el mismísimo brazo incorrupto de Teresa de Ávila, sopesando que castigo imponerles por haber mancillado de un modo tan ignominioso el sacrosanto uniforme del cuerpo. Rouco, tan misericordioso como en él es costumbre, ha solicitado que se les ofrezca la posibilidad de someterse a una ordalía por la que, de no achicharrárseles los testículos al aplicar sobre los mismos durante 24 horas un hierro al rojo, quedarían exonerados de toda culpa. De resultar culpable, el Ministro apuesta por obligarlos de por vida a escuchar en primera fila todas y cada una de las declaraciones en conferencia de prensa de Luis Floriano. El abogado de uno de los impostores ya ha anunciado que, de ser condenado su cliente a esa pena, solicitarían clemencia para que le fuese conmutada por la de muerte.
Por último, ya es un secreto a voces que todas estas inesperadas y sorprendentes revelaciones han puesto muy cuesta arriba el posible fichaje de Esperanza Aguirre por la escudería Ferrari en sustitución de Fernando Alonso.
Continuaremos desinformando.
Un poco flipante... y mira que si Esperanza ficha por Ferrari...adiós boxes, aparcaría en medio de la pista si le diera la gana
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