No he de ser quien instruya
un sumario de logros
y deméritos. Aún
está tibio el cadáver
y balances y juicios
de valor, preferible-
mente, han de hacerse en frío.
Descanse en paz el muerto;
pero este no es mi luto.
Mi luto es por aquellos
que lucharon, sangraron
y dejaron la vida
para la libertad
y aún siguen sepultados
de forma ignominiosa
y anónima en las fosas
comunes del olvido.
Y también -más reciente-
por "nuestra" Democracia.
Pobre don Adolfo. Aunque su mérito sea relativo, lo tuvo. Irse hacia Tejero con el Gutierrez Mellado no fue moco de pavo
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