Un soneto me manda hacer Amaia
Orueta dedicado a la cerveza,
y en ello pongo toda mi destreza
poética dispuesto a dar la talla.
Pero a caña por verso, nunca falla,
empieza a darme vueltas la cabeza
y, antes de los tercetos, la pereza
ya juega en contra mía en la batalla.
No obstante, como soy borracho viejo
y sé más que por viejo por borracho,
me meto en el estómago un buen cacho
de queso y un tazón de salmorejo,
y pongo broche al último terceto
con un catorce birras es soneto.
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