Mi madre, que es mujer sabia
aunque fue poco a la escuela,
en aquellos años perros
hambrientos de la posguerra
y los juicios sumarísimos
siempre ha dicho que el qie juega
por necesidad termina
estando aun de enhorabuena
por obligación perdiendo
y con la ilusión deshecha.
Así que poco he jugado
hasta ahora en mi existencia
y menos he de jugar
sabiendo que los de Hacienda
ya lo tienen todo atado
para que toque -qué mierda-
el gordo por Navidad
a las mafias financieras.
Si al menos repartieran ese veinte por ciento entre los que cotizan menos
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