Corre ladera abajo
con un vestido blanco
salpicado de flores
–son gerberas.
Eres tú con seis años
–hoy es siete de abril–
y aún no nos conocemos.
Pero llegas sonriente
a mi lado y me abrazas
y riendo a carcajadas
rodamos por la hierba.
Cuánta dicha nonata
puede albergar un sueño.
Bellísimo Rafa.
ResponderEliminarAhí radica la belleza de los sueños, en lo inverosímil.
Igual, tiene que existir un gran sentimiento cuando se logra ver a alguien “niña y con un vestido salpicado de flores” (el mío siempre estuvo salpicado de fango)
Besos
(Muchos)
Te ha salido embelesador que diría Sara Montiel. Y, como excepción, jovial. Prodígate un poco más en los campos con flores y el amor, que todo no es desierto, sed y naúseas
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