Hace unos días, Mariló Montero, haciendo gala
de ese portentoso don de la oportunidad con el que la naturaleza la ha
dotado, comparó un tumulto sucedido durante el encierro de San Fermín
que se desarrollaba en ese momento con la tragedia del
Madrid Arena. “Esta tía, amén de una absoluta insensible, es una
descerebrada”-pensé. Tras contemplar -en diferido, no son de mi aprecio
semejantes salvajadas- las imágenes del encierro de hoy, me tengo que
desdecir en parte. Porque, al menos en cuanto al ejercicio de
irresponsabilidad criminal que suponen, estos encierros sí que pueden
ser comparados con aquella tragedia.
Estas cosas se me complican, prefiero tus poemas desolados, tu salitre, tu muñón, tu desasosiego por ella (lejana, encendida, imposible)
ResponderEliminarIgual paso a dejarte un beso de sábado con niebla, llovizna…
Muacks
Vivian, préstanos un poco de tu clima por unos días
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